Representación Consular
En la actualidad, la provincia de Málaga cuenta con 50 consulados, incluyendo consulados generales, honorarios y oficinas consulares, de los que 32 están en la capital. Además de las tareas administrativas y burocráticas, los consulados realizan labores de promoción para fomentar el desarrollo de las relaciones comerciales, económicas, culturales y científicas entre el estado que envía y el estado receptor, y promover además las relaciones amistosas entre los mismos. El Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación define el término “consulado” como la representación permanente que mantiene un Estado en otro, con el fin primordial de proteger y auxiliar a sus nacionales y fomentar las relaciones comerciales, distinguiendo entre Consulados de Carrera y Consulados Honorarios, según que ejerzan todas las funciones consulares que permite el derecho internacional o se limiten al ejercicio de funciones secundarias.
La principal función consular es la de protección y tutela de sus nacionales en el país extranjero, puesto que los consulados no tienen atribuidas funciones políticas sino asistenciales, en los ámbitos económicos, culturales, idiomáticos, académicos o sociales. Málaga tiene presencia consular desde 1641, con ocasión de la firma de un tratado comercial Dinamarca/ España, donde se menciona la apertura de un consulado en nuestra ciudad. Desde esa fecha, este Cuerpo Consular ha sido generador de una relevante labor, donde destacados miembros de esta institución han ocupado cargos en la vida económica, social y cultural de la provincia, contribuyendo por ejemplo en 1790, a la creación de la Sociedad Económica de Amigos del País, de la que fue fundador el cónsul de Polonia, Enrique Newman, o la constitución del Real Club Mediterráneo en 1873 y de la Cámara de Comercio en 1886, cuyo primer presidente de ambas instituciones, fue el cónsul de los Estados Pontificios Tomás Heredia Livermore. También la fundación en 1912 del «Malagueño Fútbol Club», antecesor del actual «Málaga Club de Fútbol», lo fue por el cónsul de Bélgica Gastón Wells.